Por : Carlos A Venegas M.ps
En mis dos anteriores notas de este ensayo sustento "cohabitar en pareja es estar casados". Bajo este argumento invito a "Usted" que está leyendo este escrito a una reflexión sincera y hacer honesto con usted mismo y como lo dije al principio de este tema; Si sus creencias lo hace ver de otra manera permítame demostrarle hasta qué punto sus creencias son sólidas y sus argumentos son verdades, pero por favor no se engañe más o no manipule la verdad. Por lo consiguiente ¿Por qué se casan? Tal parece que muchas parejas en realidad no saben por qué se casaron. Quizá es por eso que tantas uniones fracasan. Quizá la pareja tuvo la sensación general de estar enamorada, o intuía que casarse era "lo correcto" en ese momento. Pero ¿acaso profundizan más que esto? Quizá una razón por la cual tantos deciden vivir sin los votos maritales es que en su mente no hay claridad acerca del propósito de este acto. Aun los que se consideran cristianos muestran confusión en cuanto al verdadero fundamento del vinculo matrimonial. Aun en el mundo religioso, el nexo entre el matrimonio y la Biblia es demasiado vago. Ante esta situación, cabe preguntarnos ¿cuál es el propósito de Dios en el matrimonio? Al contrario de lo que tontamente suponen algunos, el matrimonio como institución no se desarrolló a lo largo de millones de años por selección natural, sino que se creó en un momento dado de la historia, cuando existían solamente dos seres humanos ante Dios: un varón y una mujer. No hubo baile, trajes formales ni vestido largo de novia, pero sí hubo la primera boda. Adán y Eva se unieron para ser marido y mujer. ¿Con qué objeto? Con estos interrogantes que hemos anunciado en esta ultima parte de este ensayo pretendo responderlas de la mejor manera.
Retomando sobre la unión libre, hecho o cohabitación como modelo de vida que han tomado estas generaciones; digo que esta unión se caracteriza por no tener el respaldo de Dios, está presente únicamente el vivir unidos sin más ni más ya que su religiosidad o convicciones los ha desviado de la fe y la verdad. En la mayoría de los casos, los que optan por la unión libre, no han sido educados para vivir responsablemente su sexualidad. Su mentalidad es en buscar "Únicamente el placer". Los que buscan la unión libre no saben amar, su tendencia es buscar estar enamorados de sus pasiones. No quieren ser leales, pues lo más cómodo es gozar sin compromiso. Hoy podemos ver que el mundo nos ofrece el gozar; emociones extremas, sin comprometernos a construir un vinculo en amor. Muchas parejas son engañadas por esto. Piensan que lo más importante es gozar la vida sin responsabilidad y de esperar en el otro que da sin que sea correspondido. Por lo tanto se considera que el ser humano se está ofendiendo a si mismo en su dignidad y ofendiendo a Dios de negarse asumir el propósito de la idoneidad del hombre y la mujer, para procrear y disfrute mutuo de relaciones íntimas y permanentes. Como dice el libro del Génesis (1-27), en la Biblia) al principio "Dios los creó hombre y mujer". “Dijo entonces Adán. Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Dios creó al hombre y después hizo a la mujer del “hueso de sus huesos”. El proceso tal como se describe, nos dice que Dios tomó una de las “costillas” de Adán (Génesis 2:21-22). La palabra hebrea significa literalmente “el costado de una persona”. Por lo tanto, Eva fue tomada del “lado” de Adán, y es a su lado donde ella pertenece. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (Génesis 2:20). Las palabras “ayuda e idónea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raíz primitiva de la palabra que significa rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, significa ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda. Un hombre y una mujer cuando se unen sexualmente, se convierten en “una sola carne”. El Nuevo Testamento añade una advertencia a esta “unidad”. “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” Por lo tanto la unión marital no se puede dejar desprotegida y, mucho menos, ponerse a prueba, es el tesoro más grande que puede tener un ser humano; el futuro de la raza humana. Ofende la unidad entre Dios y los esposos, ya que la donación de los esposos debe ser total. La relación sexual es el símbolo real de la donación total de toda la persona. Entre ellos debía haber una intimidad sexual exclusiva, que no se compartiría con nadie más. Este es el matrimonio de fidelidad, que lamentablemente por causa del pecado el matrimonio es hasta que la muerte nos separe; Dios instituyó y bendijo (Hebreos 13:4). Ofende la indisolubilidad, pues, en el caso de la unión libre, de entrada está la puerta de la separación al no dar los elementos que garanticen la estabilidad y permanencia de dicha unión, la exponen a que se rompa. Se está confiando más en ellos mismo, que en Dios, pues se excluye a Dios de la vida conyugal por convicción o por temor. Por lo tanto, la ayuda de Dios por medio de la gracia no existe en este tipo de uniones. Recordemos que Jesucristo se compromete a otorgar su gracia, su ayuda, a los esposos que se casan en El, para mantener esa unión a pesar de... . La gracia también ayuda en la educación de los hijos y a alcanzar la salvación eterna. El matrimonio tiene sus dificultades y, sin esta gracia de Dios, es imposible que salga adelante. Ofende a la fecundidad, puesto que en la unión libre trata de evitar tener hijos y no existe la seguridad de tener lo que los hijos requieren en su formación, no se pueden transmitir a los hijos los valores que la misma pareja no vive. Por otro lado, no se cuenta con la gracia de Dios para educar a los hijos. Los hijos sufren mucho, la pareja se vuelva cada día más egoísta, pues no quieren comprometerse a la lealtad y amorosamente por el bien de su familia. Ofende directamente al amor, pues la unión libre se origina por el egoísmo, por ese deseo del placer sin responsabilidad. Si realmente hay amor, ¿por qué se separan? Veamos el siguiente DIAGNÓSTICO QUE REFLEJA LA UNIÓN LIBRE:
- Al entregar sus cuerpo y compartir el mismo espacio vital, lo piensen o no, las personas están dando mucho de sí y poniendo en juego su intimidad, su futuro, su emotividad y el futuro de una posible creatura, sin que se ofrezca ninguna garantía de ser aceptado, amado y respetado “para siempre” (indisolubilidad como lo ofrece en cambio un compromiso unidos en Cristo).
- La gran mayoría de las uniones libres termina acabándose en los primeros 5 años y entre las que parecen “estables” hay más divorcios que entre los casados.
- Son muchas menos las parejas que después de convivir se casan que las que deciden casarse sin haber convivido antes.
- Los problemas de salud (causado generalmente por abuso de alcohol, droga y tabaco), los malos tratos, el desempleo y los problemas con los hijos son mucho más frecuentes entre personas que viven en unión libre.
- Un alto porcentaje de jóvenes comienzan a cohabitar y reproducirse desde muy temprana edad. Como consecuencia, estos jóvenes, especialmente la madre, posee menores estudios y menores posibilidades de trabajo e ingresos. Se produce así una consolidación y profundización de la pobreza.
- En familias de precaria constitución, como lo son las que cohabitan, hay mayores índices de violencia intrafamiliar.La unión libre afecta negativamente a la sociedad.
La fidelidad peligra, porque al no contemplar que es para toda la vida, una dificultad puede hacer que la pareja se separe, causando daño a si mismo como tambien dañando mucho a los hijos si los tienen. Destruye directamente lo que debe ser una verdadera familia, pues la pareja no tiene estabilidad emocional ni financiera. La vida sexual que en sí misma es “la entrega más íntima” entre un hombre y una mujer, se ve contradictoriamente afectada en la unión libre dada la falta de entrega y compromiso real en que se vive. De ahí el dolor y efectos psicológicos que padecen quienes terminan siendo “dejados”, pues se sienten engañados, frustrados y ofendidos en su dignidad y confianza en el amor del otro. Por eso su entrega está marcada por la falta de generosidad que supone el estar abiertos a la vida. En pocas palabras, como esta establecido desde el principio, la entrega sexual supone el compromiso de entrega mutua ante Dios. De otro modo se transforma en un acto egoísta y profundamente dañino violatorio y por eso es pecaminoso.
En otros casos, nos encontramos con personas que no tienen la capacidad para contraer el compromiso. Les da miedo comprometerse, porque no les fue dado en casarse. Jesús les dijo: No todos pueden aceptar este precepto, sino sólo aquellos a quienes les ha sido dado. Porque hay estériles que así nacieron desde el seno de su madre, y hay infieles que fueron hechos infieles por los hombres, y también hay los de continencia que a sí mismos se hicieron por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto,que lo acepte. La "continencia", que forma parte de la virtud más general de la templanza, consiste en la capacidad de dominar, controlar y orientar los impulsos de carácter sexual (concupiscencia de la carne) y sus consecuencias, en la subjetividad psicosomática del hombre. Esta capacidad, en cuanto disposición constante de la voluntad, merece ser llamada virtud. Parafraseando la Palabra de Dios; El casamiento.- A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo “soltero”. Pero si carecen del don de celibato, cásense; que mejor es casarse que quemarse. A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido (pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido), y que el marido no abandone a su mujer. Sin embargo, si el que no es creyente en el Señor se separa, que se separe; en tales casos el cristiano no está obligado, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. Porque escrito esta No se unan en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción del mundo; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. ¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. Pero si te casas, no has pecado; y si una señorita se casa, no ha pecado. Sin embargo, ello tendrán problemas en esta vida, y yo se los quiero evitar. El don de celibato según la Biblia, este don está reservado para unos pocos. La regla general es el casamiento, la excepción es la soltería. El don de soltería es la capacidad especial que Dios da a algunos miembros, de vivir como solteros, sin sufrir tentaciones sexuales. No tienen el don: los que son solteros y desean casarse; los que son solteros y están frustrados por impulsos sexuales no satisfechos. Quienes poseen este don no necesitan pensar en una familia, sólo en el servicio a Dios. Este don no confiere mayor santidad que la de los que contraen matrimonio; no hay ninguna virtud superior. El don de celibato no tiene mérito en sí mismo, pero su ejercicio permite una dedicación completa a los otros dones. A la luz de estas consideraciones, es fácil entender que la continencia no se limita a oponer resistencia a la concupiscencia de la carne, sino que mediante esta resistencia, se abre igualmente a los valores más profundos y más maduros, que son inherentes al significado nupcial del cuerpo como esposos en su feminidad y masculinidad, así como a la auténtica libertad en la relación recíproca de las personas. De este modo se manifiesta también el carácter esencial de la pureza conyugal en sus relaciones sexuales (lecho sin mancilla) en su vínculo orgánico con la "fuerza" del amor que es derramado en los corazones de los esposos juntamente con la "consagración" de esa unión marital. Además, se hace evidente que la invitación dirigida a los cónyuges a fin de que estén "sometidos los unos a los otros en el temor de Cristo" (Ef 5, 21), parece abrir el espacio interior en que ambos se hacen cada vez más sensibles a los valores más profundos y más maduros, que están en conexión con el significado nupcial del cuerpo y con la verdadera libertad. Que gradualmente se revela como capacidad singular de percibir, amar y realizar esos significados del "lenguaje del cuerpo", que permanecen totalmente desconocidos para la concupiscencia misma y que progresivamente enriquecen el diálogo de intimidad de los cónyuges, purificando, profundizando y, a la vez, simplificando esa relación.
Jesucristo explicó que el mandato de ser "una sola carne" va mucho más allá del acto sexual. Se refiere al marido y la mujer esforzándose juntos para alcanzar una meta enriquecedora y llena de significado en la vida. Significa ser "uno" en una sociedad mutua forjada para resistir las tormentas de la vida. La visión que tenía Cristo del matrimonio era la de un esposo y una esposa que recorren la vida juntos en armonía, compartiendo las cargas y viviendo las alegrías de la vida en común. Algo más asombroso es que la unidad entre marido y mujer tiene la intención de reflejar la unidad entre Dios y Cristo así como la unidad que los santos glorificados van a experimentar después de la resurrección. Justo antes de su crucifixión, Jesús oró estas palabras: "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos; para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti…" (Juan 17:20–21). Los esposos han de esforzarse por reflejar, aunque sea muy imperfectamente, el amor y la unidad que tienen Cristo y el Padre en su armoniosa relación divina. Han de esforzarse por ser realmente libres de todo egoísmo en su trato. Cada uno ha de aprender a amar al otro—su prójimo más cercano—como a sí mismo (Mateo 22:39). Dios desea ver esta "unidad" en la pareja de casados, tanto para bien y provecho de la misma pareja como para que puedan criar hijos como Dios manda.
Cómo unirse maritalmente bajo los votos de esposos.- Los esposos creyentes están unidos mientras el cónyuge vive; pero si el cónyuge muere, está en libertad de casarse con quien desee, sólo que en el Señor. Porque escrito esta (Biblia, Mateo 19:5-6,)".Dijo el Señor; el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne “deseo y pasión”. Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". "Someteos unos a otros en el temor de Dios “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". Honroso sea en todos el casamiento, y el lecho sin mancilla (inmoralidad sexual); pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios". Porque escrito esta "No cometerás adulterio", y "No codiciarás la mujer de tu prójimo". “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Si alguien sigue pensando en ideas inmorales, en cierto sentido ya está siendo infiel a su cónyuge. Dios dice que es necesario proteger el corazón (Proverbios 4:23; Jeremías 17:9). Para lograrlo, tenga cuidado con lo que ve (Mateo 5:29, 30). Siga el ejemplo del patriarca Job, que hizo un pacto con sus ojos para no mirar con deseo a otra mujer (Job 31:1). Resuélvase a no ver pornografía. Y por nada del mundo desarrolle sentimientos enamoramiento por una persona que no sea su cónyuge.
Para disfrutar de los beneficios de un buen matrimonio cristiano, hay que aplicar dedicación y esfuerzo. Ambos esposos tienen que aceptar sus responsabilidades y cumplir los papeles que Dios dispuso para el éxito de esta unión. El apóstol Pablo dijo muy claramente cuál era el deber del esposo en el matrimonio: "Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo" (Efesios 5:33). Honren su unión, y los casados manténganse fieles el uno al otro.” (Hebreos 13:4, [NTV]) El rey Salomón dijo despues de su mala experiencia: “El hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo” (Proverbios 6:32, NTV). Por último veamos LA LEY SOBRE EL ADULTERIO Y SUS MALDICIONES.
El que se casa y se divorcia.
El que esté unido maritalmente “casado” sea con bendición o sin bendición; legal o permitido, y se divorcia o se separa todos caerán en desgracia, en maldición sin distinción. Dios lo ha establecido para la raza humana que nos casemos permaneciendo fieles, cuando dijo; porque El hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. "Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? Todo lo creado y establecido por El, esta para el disfrute y bendición de la humanidad, pero ¿qué sucede cuando el que se casa y luego se divorcia?. Necesitamos mirar nuestra propia vida y preguntarnos: Qué está haciendo que piense y se conduzca de una manera que no agrada a Dios ¿por qué no puede ser fiel? ¿Qué está haciendo que actúe violentamente con sus hijos sin razón aparente? ¿Por qué da la impresión de que no puede retener ningún trabajo por un buen tiempo? ¿Por qué los bienes o sus finanzas no está bien, no puede retenerlos, se le van de las manos? Según la INEGI el 89% de las mujeres casadas o en unión libre sufrió violencia emocional (este tipo de violencia incluye menosprecios, amenazas, prohibiciones, entre otros). En tanto, 56% padeció violencia económica, fue víctima de algún tipo de violencia física o tuvo algún incidente de violencia sexual por parte de su pareja. Hay una ola de divorcios o separaciones altísima en nuestra sociedad, que resulta IMPERATIVO que busquemos la ayuda de DIOS. Según la INEGI el 50% se separan antes de los 5 años y el 73% se separan a los 10 años y solamente sobreviven el 27% para vivir con su pareja hasta la muerte. Cuando el profeta Malaquías enseña que Dios aborrece el divorcio y condena severamente a un hombre cualquiera que obró traicioneramente con la mujer de su pacto y eses ´pacto es decir ponerse de acuerdo para unirse maritalmente, sexualmente bajo convivencia. (Mal. 2:14.16) Al llegarse a ese acto lo que ha hecho es deformar y por ende violar la ley natural de los casados sobre la finalidad de la especie humana, en su pureza y espíritu de procreación.
Es hora de romper la maldición que haya en nuestra vida de una vez por todas, y caminar en la libertad que nos proporcionó Jesús por medio de la cruz. Si en una familia hay una violencia que no es natural, es posible que los padres la tuvieran, y ahora la tienen sus hijos. Si el padre o la madre, o incluso los abuelos, tuvieron una historia de divorcio, adulterio o inmoralidad sexual es posible que sus hijos se estén enfrentando también esta maldición. Dios nos advierte en su Palabra; yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares [de generaciones], a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:5 (cf. Deut 5:9)
Este espíritu de divorcio o adulterio - pasa de una generación a la siguiente si lo consienten en su corazón. El Espíritu de maldad, lo vemos claramente pasando de generación en generación entre la descendencia de Adán (Génesis 4,8-23), por el pecado de la desobediencia. Cuando contempla su historia familiar, ¿existe un hilo común de circunstancias que van de generación en generación? Usted puede ser libre y en lugar de maldiciones, puede tener bendiciones. Cuando John F. Kennedy Jr. murió en un accidente de avión, todas las revistas y los periódicos hablaban de la "maldición de los Kennedy". Esto es algo que se puede romper con la Palabra de Dios y por el poder de la sangre de Jesús. Estas tragedias no se produjeron porque los Kennedy estuviera de malas, sino debido a algo que cayó sobre ellos y lo consintieron en su corazón. La iniquidad, o maldición, fue transferida de generación en generación. Pero Jesús quiere liberar a toda familia para siempre. Aunque esta situación es extrema, nos muestra que la realidad de la transferencia de espíritus, y la realidad de que la iniquidad o maldición pase de una generación a la siguiente, no sólo se hallan en la Biblia, sino que se encuentran por todas partes en la vida misma. Usted en su hogar tiene lo que usted desea tener, si su cónyuge no quiere estar en casa y quiere estar sólo en la calle es porque sabe que el hogar está hecho un infierno de peleas. Tenemos que reconocer que nuestro matrimonio necesita ayuda de Dios, y eso sólo viene de parte de Aquel que instituyó la unión marital. Recuerde que usted no está exento de que su familia, se encuentra en la sala de emergencia y el diagnóstico sea GRAVE. ¿Estás en alguno de estos pecados? Arrepiéntete hoy. Tu Creador te da la oportunidad de disfrutar una vida plena, completa y abundante en Él. ¿Quién conoce lo que el ser humano necesita bajo pleno bienestar y satisfacción sino el que lo creó? Hay muchas personas engañadas con respecto a su vida sexual y por ende su vida marital que los conduce a muerte física y espiritual. El proceso de separación suele traer diversos traumas. Uno de tantos es el de restaurar su vida sexual después de haberse unido a una persona.¿Eres uno de ellos? Recuerde que aunque el estado a sido permisivo y acepte este tipo de uniones y Dios en su infinita gracia ha tenido misericordia de estas relaciones sin su bendición pero lo cierto es; el que cometa adulterio o fornicación la ley está dada y caerá sobre aquellos que la infrinjan, pues ella es la que los ejecuta. La pregunta; ¿qué ventaja tiene la unión libre? respecto al del matrimonio civil o la unión de votos de esposos en Cristo si la ley es para todos aquellos que la infringen. No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.
Si le es importante este ensayo lo invito a que lo divulgue, nuestra conciencia nos señala que debemos ser luz y sal en Cristo jesús.
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