Por: Carlos A Venegas M.ps
A diario nos preguntamos ¿por qué hay tanta
infidelidad en los casados?, ¿por qué se ha
incrementado la homosexualidad tanto en hombres como en las mujeres? Hoy
en día es tan difícil encontrar personas sanas en el área sexual; que no estén practicando
la promiscuidad, lascivia, lujuria y aberraciones sexuales, que por cierto en los manuales
de psicología y psiquiatría se llaman desviaciones sexuales o parafilias.
Además enfermedades
de trasmisión sexual que traen consecuencias para una sana relación sexual y disfrute del acto sexual en
pareja. Generalmente esta conducta se acompaña de la compulsión, repetición,
con que son cometidos, pudiendo llegar a provocar daño físico o psicológico como
la eyaculación precoz entre otros deformando su sexualidad. Es que
vivimos en un mundo donde todo vale con tal de conseguir lo que se desea,
se ha incrementado la autosuficiencia para un actuar egocentrista.
El siglo
XXI, como ningún otro, será la época de dar rienda suelta a las bajas pasiones
y deseos sin límites bajo múltiples engaños. Todo está fuera de control ya que
la normatividad de los valores morales parece disolverse como un copo de nieve
calentado por el fulgor de las transgresiones a la dignidad humana. La
ambigüedad moral es lo que destruye la fe y el futuro de esta humanidad. Encontramos que la
mayoría de seres humanos que a su vez no se ven como humanos sino como animales
racionales; dando rienda suelta a la imaginación y perversión (lo he expuesto en mis anteriores escritos) tiene un desarrollo
deformado de su sexualidad; me baso en que si observamos que la conducta sexual
humana ( es como se puede entender la sexualidad) es variada y determinada por
una combinación de varios factores, tales como las relaciones del individuo con
los otros desde su infancia, por las propias circunstancias de vida y por la
cultura en la cual vive él por ello, cómo podemos pretender que nuestra sexualidad esté sana, por esta razón es muy difícil conceptuar lo que
es ‘normal’ para cada cultura en lo
referente al comportamiento en la sexualidad, porque para algunos a lo malo dicen bueno, y a lo
bueno malo. Por las limitaciones no hay evidencia científica de que las experiencias en la
infancia o la crianza de los
hijos por los padres influyan en la orientación sexual. Pero lo cierto es que en
el diario vivir está comprobado la influencia de las experiencias en la
formación del individuo. Cuando me refiero a la sexualidad resaltó que se involucra además del acto sexual
propiamente dicho, son las caricias, respeto, entrega al otro, y fidelidad como
principios de amor. Otras actividades tales como fantasías, pensamientos
eróticos, pornografía y masturbación ya no son normales porque hay una fijación
en determinada forma de sexualidad con carácter destructivo para el individuo o
para su pareja.
Para darle forma a esta nota “cuida tu sexualidad
para tener una vida sexual natural” tenemos que reconocer que en este asunto de la
sexualidad hay varios enfoques; de mi parte yo no quiero ser dogmático porque
uno siempre puede equivocarse; no soy el
único ni el primero en investigar y leer otras investigaciones; por lo
tanto, no debemos ser tan dogmáticos; debemos respetar las otras investigaciones
y por qué no los enfoques de las escuelas en la psicología, tenerlas en cuenta,
y cada uno claro, definirse, si puede definirse todavía, por aquella escuela
que le parezca más cercana a la realidad en este asunto. En mis anteriores escritos he tratado
de definir lo que es la sexualidad, en esta parte expondré un poco más amplio este
concepto, demostrando que hace parte esencial de la personalidad;
se puede decir que la sexualidad y no la sensualidad, es una dimensión fundamental del ser humano porque es
necesaria para identificarlo como tal, ya que está íntimamente relacionada con, la capacidad de amar, la afectividad y la aptitud para relacionarse con los demás. En cambio SENSUALIDAD es amoral porque está vinculado a los sentidos y en especial al deseo sexual, por lo tanto es algo natural pero que dependiendo del individuo puede actuar con un propósito oscuro.
La sexualidad está vinculada
orgánicamente a la personalidad, es vida, placer, descubrimiento, está
ligada además; (como dijo el sexólogo brasileño Malcolm Montgomery), “…al renacimiento, al desarrollo personal, a lo
interaccional, a lo lúdico, a lo comunicacional, a lo nuevo, a la magia, a la
belleza y a la naturaleza, al amor y
a la salud” en cierra todo lo que es un ser humano. La
sexualidad se construye a través de la interacción entre el individuo y las
estructuras sociales. Podemos decir que la sexualidad humana engloba
una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas,
emocionales, afectivas, de conducta, y espirituales; relacionadas con el sexo, género, identidades, orientaciones que caracterizan de manera decisiva al ser
humano en todas las fases de su desarrollo. Se reconoce el ejercicio de la
sexualidad humana como medio de disfrute, goce, amor y afecto característico de
la especie humana. Su desarrollo pleno depende de la satisfacción de las
necesidades humanas básicas como el deseo de contacto, intimidad, expresión
emocional, placer, ternura y amor.
El desarrollo pleno de la sexualidad es esencial para el bienestar individual,
interpersonal y social. Es el resultado de la interacción de factores
biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o
espiritual.
Se concluye que no sólo somos seres biológicos sino
también culturales, los patrones sociales también han sido poderosos agentes de
selección capaces de cambiar la conducta sexual en poco tiempo. Es por ese
cambio tan rápido en la conducta humana, que un mismo comportamiento puede
tener diferentes significados espacio temporales. Como bien lo señala Michael
Foucault en su libro El uso de los placeres (1984), quizás la conducta
más regulada por los preceptos morales sea la sexualidad, incluso mucho más que
otras actividades que también son importantes, como la alimentación o la salud.
De tal forma, la conducta sexual o sexualidad no solamente ha sido un poderoso
mecanismo biológico capaz de producir la diversificación que observamos, sino
que socialmente también ha sido modificada por diversos factores, entre los que
sobresalen los culturales, los económicos y los políticos.
Al referirse al sexo como parte de la sexualidad estoy
hablando de las relaciones sexuales íntimas
donde se desarrolla facetas profundas de la afectividad y la conciencia de la personalidad. En relación a esto, muchas
culturas dan un sentido religioso o espiritual al acto sexual
(Véase Taoísmo, Tantra), así como ven en ello un método para mejorar
(o perder) la salud. Reitero que la complejidad de los comportamientos sexuales de
los humanos es producto de su cultura, su inteligencia y de sus
complejas sociedades, y no están gobernados enteramente por los instintos,
como ocurre en casi todos los animales. Sin embargo, el motor base de gran
parte del comportamiento sexual humano siguen siendo los
impulsos biológicos, aunque su forma y expresión dependen de la
cultura y de elecciones personales; esto da lugar a una gama muy compleja de comportamientos
sexuales. En muchas culturas, la mujer lleva el peso de la
preservación de la especie. Desde el punto de vista psicológico, la sexualidad
es la manera de vivir la propia situación. Es un concepto amplio que abarca todo
lo relacionado con la realidad sexual. Cada persona tiene su propio modo de
vivir el hecho de ser mujer u hombre, su propia manera de situarse en el mundo,
mostrándose tal y como es. La sexualidad incluye la identidad sexual y de
género que constituyen la conciencia de ser una persona sexuada, con el
significado que cada persona dé a este hecho.
Por lo tanto reitero que la sexualidad es una parte integral de la personalidad de
todo ser humano.
El amor,
que es una de las principales emociones del intercambio, es el más adecuado
para que funcione una sana sexualidad en
una relación de pareja heterosexual. Por consiguiente las condiciones para una
sana sexualidad equivale por un lado a las generales para todas las acciones,
el amor, y por otro lado en especial para los afectos amorosos en este caso el
amor eros: tiene contenidos sexuales, los bienes que circulen serán trabajos de
excitación y seducción; el deseo erótico (o libido) que es una emoción
compleja, es la fuente motivacional de los comportamientos sexuales. Para ello
se requiere que no sólo uno tenga deseos, sino que el otro sea estimulado, impulso sexual a desear, y que pueda por lo tanto, iniciarse el proceso de
intercambio de bienes de afectos amorosos. Una de los desaciertos sociales que
apareció en la historia humana fue precisamente sobre esta amor-sexual-Eros y
ello debido a la relación entre sexualidad y reproducción, donde la relación
general entre hombres y mujeres se ven en lo sexual, y las antiguas religiones
familiares en la reproducción de la especie humana. A estas normas sociales las
llamamos modelos de relación que están solamente cimentadas en las relaciones sexuales. Las
consecuencias hoy en día es que poseemos en nuestras costumbres una mayor libertad
(libertinaje) en cuanto a reglas sociales entre personas que quieren tener relaciones
sexuales desconociendo el amor,
respeto por el otro y por el mismo. Si la sexualidad con el otro no se basa en
amor, degenera en una especie de masturbación, en la cual al otro le hacemos
tomar el papel de objeto sin serlo realmente. El concepto de sexualidad, por
tanto, no se refiere exclusivamente a las “relaciones sexuales”, sino que éstas
son tan sólo una parte de aquel objetivo.
Reflexión: Efesios 4:19
y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad lasciviosa para cometer con avidez toda clase de impurezas sexuales.
CONTINUA PARTE II
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