2019-10-26

SEXO CASUAL TRAE DISFORIA POSTCOITAL

Por: Carlos A Venegas M. ps.
Quienes optan por el sexo casual frente a su identidad, en su sexualidad tienden a no cuestionar a la pareja en turno, tan solo la atracción sexual es suficiente y los riesgos a contraer alguna enfermedad de trasmisión sexual o un embarazo no deseado son minimizados. Se tiene la idea de que hay que vivir el momento intensamente y desbordadamente no teniendo en cuenta los riesgos que puedan acarreasen. La sexualidad vivida de esta manera incrementara la idea autoimpuesta de sobrevalorarse como amantes capaces de gozar y ofrecer goce a quien se disponga a un encuentro sexual sin importar quién es su pareja. Los hombres y mujeres con quienes toman este estilo sexual de vivir no siempre dan la medida de las expectativas y las malas experiencias son comunes a lo largo de las aventuras llegando inclusive a tener actos aberrantes o bisexuales. Las infecciones transmisibles por la sexualidad oral, anal y genital no se hacen esperar por mas preservativos, condones que se empleen y la juventud que al principio era su principal atractivo pero que al pasar el tiempo; pasa a ceder el lugar a la edad con algunas complicaciones físicas, emocionales y espirituales, que algunos no llegan a vivir más allá de los cincuenta años. 
Las relaciones sexuales  son más que una actividad genital, es una relación de unión integral que es placentera, de armonía y amor siendo una experiencia deseable y satisfactoria en condiciones normales es decir emocionalmente con su pareja heterosexual, y estable. Por lo general solemos disfrutar de todo el proceso y una vez terminada la interacción y llegados al orgasmo suele aparecer una sensación de relajación y satisfacción. Sin embargo en algunas personas aparecen sensaciones de tristeza y angustia después del orgasmo, pudiendo llegar a aparecer lo que se conoce como disforia postcoital o depresión post-coitum. Este cuadro patológico que se cataloga como síndrome caracterizado por la presencia de sensaciones y sentimientos de tristeza, melancolía y malestar posterior al momento del orgasmo. También pueden aparecer angustia, sentimientos de vacío, desasosiego, inquietud e irritabilidad. Se trata de una situación que aparece generalmente tras mantener una relación sexual casual o no deseada, si bien también puede aparecer tras la masturbación. Las personas que sufren de disforia poscoital tienen una sensación de vacío después de un acto sexual, los cuales se atribuyen en la mayoría de los casos, a un miedo al abandono. Existen casos de que la tristeza se debe a que las emociones de tristeza y malestar se deben a la finalización del acto de unión con la pareja estable debida a la presencia de dificultades emocionales en la pareja o a la consideración de que la relación se basa o sostiene solo en el sexo. A nivel de la propia persona y su pareja se recomienda que el orgasmo no sea el final de toda interacción entre los miembros de la pareja, pudiendo disfrutar de actividades tales como acariciarse o abrazarse salvo que ello genere incomodidad o malestar a la persona con disforia. Se trata de generar vínculo íntimo posterior al encuentro sexual. Es de observar que la pareja debe estar unida en cuerpo, alma y espíritu después del orgasmo.
Técnicamente se considera una disfunción sexual vinculada a la fase de resolución, siendo una etiqueta diagnóstica propuesta para investigación de cara a una posible incorporación en diferentes clasificaciones diagnósticas. Sin embargo el diagnóstico sólo sería posible si la disforia apareciera en la mayoría de relaciones sexuales (no siendo trastorno si su aparición fuera algo puntual y esporádica) y siempre y cuando no fuera explicable por otros trastornos. Es importante tener en cuenta que esta sensación no es producto de una relación sexual insatisfactoria, pudiendo ser está enteramente placentera para ambas partes y deseada por la propia persona que siente esta disforia, pero que sabe que no hay compromiso y embargando soledad, abandono posteriormente. La depresión post-coito (más bien una tristeza, no siendo realmente una depresión) suele aparecer o inmediatamente o poco después del orgasmo y por lo general desaparece en minutos, si bien puede llegar incluso varios días. Lo cierto es que el sexo casual genera estados depresivos y sensaciones de vacío, pensamientos de soledad, entre otros, vienen tras una relación de sexo casual. ¿Por qué sucede esto? ¿Es sólo algo de mujeres o también de los hombres? ¿Todo termina ahí? Pues no, tanto él como ella reviven en sus mentes el momento, y esperan un mensaje de él o viceversa para saber si hay una conexión mutua y de valoración como individuo y todo se derrumba cuando alguno de los dos sabe que no hubo más que un encuentro sexual casual, incluso llegas a la conclusión de no volverse a ver y fin de la historia.
Algunas personas sufren durante sus primeros encuentros o citas amorosas alguna que otra decepción que los motiva a justificarse al usar a los demás como juguete sexual y de ninguna manera comprometerse emocionalmente. A partir de esta primera mala experiencia sexual los vínculos serán solo genital placentero pero egoísta y totalmente desechable. Posiblemente el sentimiento de culpa al 'tener un affaire' sea el más temido de los pagos del sexo casual. Pocas son las personas que después de masturbarse se sienten culpables, si de masturbarse; así que la opción de 'masturbarse' usando al otro es aceptada y promovida en el grupo social al que se pertenezca. Muchas mujeres y hombres que viven aceleradamente su sexualidad hacen una mala combinación entre sexo casual, drogas y alcohol. De esta manera siempre tienen la justificación de que las drogas o el alcohol son los verdaderos culpables de su atrevida y riesgosa manera de vivir sexualmente. No se busca promover o rechazar ninguna conducta sexual. El propósito es describir una de las tantas formas de disfrutar la sexualidad que se vive a prisa y sin unión permanente, haciendo del goce sexual el clímax del encuentro. No tienen miedo a terminar solos. No buscan estabilidad para encontrar seguridad, prefieren la pasión de la circunstancia, del momento y no viven en función al futuro.
MIRANDO A FONDO
El costo de usar al otro usándose a sí mismo es elevado. Se sacrifica la intimidad para vivir superficialmente el encuentro sexual sin profundizar en el otro. No se ahonda en el conocimiento propio y ajeno. Se vive sobre la punta del iceberg creyendo que se conoce y domina la sexualidad. Pero aunque se niega el temor a sentir la soledad, en realidad se vive de manera solitaria y egoísta.
La búsqueda incesante de emociones fuertes asociadas a la sexualidad fugaz encubre el temor a experimentar rechazo o abandono afectivo. Se llega a considerar mucho más fácil descubrir al otro por las curvas de su cuerpo o su sensualidad que por sus íntimos pensamientos.
La soledad final está garantizada. Esto es paradójico, ya que se optó por vivir superficialmente para no sufrir y al avanzar el tiempo, las oportunidades de conocer a fondo y amar profundamente a una pareja se han ido, se han esfumado. Los encuentros superficiales, relaciones sin profundidad, dan finalmente un triste resultado: soledad.

Mantener una vida sexual basada en la adrenalina que provoca un primer y único encuentro desprovisto de cualquier compromiso o vínculo se concibe como una manera muy placentera de vivir la sexualidad, sin embargo puede acarrear consecuencias negativas. El vacío que dejan los desconocidos  al practicar el Sexo casual. Denise Knowles, terapeuta sexual y psicóloga de pareja, explica que la tristeza después del sexo tiene que ver con la explosión de neurohormonas que inundan al cuerpo después del sexo, como las endorfinas, oxitocina y prolactina. Recordemos que tener sexo es un acto altamente íntimo y un orgasmo libera gran cantidad de hormonas que promueven el vínculo afectivo, emocional y espiritual además la sensación de bienestar. Estas hormonas se reducen significativamente después del orgasmo y al separarse de la intimidad que lo provoco, surge un  sentido de tristeza,  cuando es una relación casual promiscua o fornicación. Esto es normal según lo revela un estudio del Journal of Sex Research, realizado a jóvenes entre 18 y 25 años, que  encontró que los niveles de depresión y estrés luego de una relación sexual casual aumentaban no tanto en las mujeres sino en los hombres. Se determinó, por parte de los expertos, que cuando estos jóvenes estaban atravesando alguna etapa de alta sensibilidad emocional, buscaban relaciones donde obtener sexo casual para liberar el estrés, sin embargo éstas no sólo no les generaban satisfacción, sino que aumentaban de forma alarmante los niveles de depresión y ansiedad generando pensamientos negativos y autodestructivos que en algunos casos abordan el suicidio.
"Sin embargo, las personas que sienten esto después de tener sexo casual pueden caer en tres hipótesis.
Primero: que una de las dos personas luego del acto no lo llamó o se interesó por el otro ya sea para volver a verse, para seguir en contacto o hasta tener una amistad. Cabe destacar que al tener un contacto tan íntimo, uno de los dos puede sentir que ya le compromete a mantener ese vínculo.
Segundo: cuando no han tenido una pareja estable por mucho tiempo, es decir, las personas creen que al tener sexo casual pueden encontrar a su futuro novio o novia.
En tercer lugar, también están quienes han tenido varias parejas sexuales pero sin ningún vínculo afectivo por lo que ese vacío se hace una especie de bola de nieve que aumenta porque prueban con otras personas, en el intento de descubrir a quien le gusta o quien le llama para mantener contacto.
Por otro lado, el sexo casual puede dejar la sensación de vacío a una de las dos personas cuando mezcla sentimientos así como cuando se llega a contagiar de alguna enfermedad y no se vuelve a ver a la persona con la que se estuvo y también un embarazo sin apoyo de la pareja sexual.

¿En qué momento el sexo te da plena satisfacción? Pero el top del placer, la pasión y la satisfacción sólo lo alcanzan las parejas estables y sobre todo enamoradas basándose en el concepto del amor. En una época en donde el sexo casual está a la orden del día, cada vez hay más desconexión y sensación de vacío insaciable. Cuando no hay nada que genere conexión entre dos personas, la química arrolladora que los llevó a la exploración sexual en un comienzo, se desvanece cuando terminada ‘la acción’, ambos se encuentran con un desconocido, al que no saben ni qué decirle y con quién no hay nada más que un momento de placer. Esto suele pasar porque sólo nos estamos conectando a un solo nivel o en una sola dimensión. Somos seres con una dimensión mental, física y emocional. Cuando elegimos conectarnos con otra persona desde solo una de estas dimensiones, el resultado será insatisfacción al final. Y esto se traslada a la relación sexual. Por eso, cuando nos encontramos con alguien con quien compartimos una conexión que conjugue estas dimensiones, sentimos que valió la pena esperar. No es difícil conectarse desde estos tres niveles, si el hombre y la mujer están dispuestos a crear una conexión más profunda, aprendiendo a llevar su energía sexual a todo el cuerpo, tus zonas erógenas, para conectar finalmente, sexo con cuerpo, mente y espíritu.
La mayoría de las mujeres se toman más tiempo para alcanzar el orgasmo que los hombres. Y la clave no está sólo en un preámbulo bueno y prolongado. Para lograr sostener y mantener la energía sexual de una mujer, el hombre aprende a postergar su clímax hasta que su compañera ha alcanzado el  pico más alto, lo que llamo tres en uno, tres de la mujer por uno del varón. Es clave generar intimidad, cercanía y la confianza necesaria para que la mujer se abra y exprese libremente lo que desea y necesita de su compañero. En cada mujer hay un universo infinito de posibilidades, todas respetables y únicas no podemos generalizar. La mujer también puede aprender a estimular y a regular su propia energía cuando se conecta con su cuerpo y su sexualidad desinhibida. Hay estudios que cuando una mujer está excitada todo su piso pélvico se llena de sangre. Si ella no alcanza el orgasmo, le toma días a la sangre para disiparse. Normalmente, las parejas que practican sexo entran en una secuencia en la que el hombre termina rápidamente y la mujer queda incompleta. Si la mujer cree que es la responsabilidad del hombre llevarla al clímax, ella probablemente se sentirá irritada e incluso, no se hará disponible para tener más sexo con su pareja causando disforia postcoital o depresión post-coitum. Lo que sucede es que ella evita volver a experimentar esta sensación incómoda que la deja incompleta. Si este patrón continua, esto puede llegar a repercutir, incluso, en la salud de los órganos reproductivos de la mujer. Y cuando el hombre se resiente y tiene la sensación de que es un tipo de obligación con su compañera, podrá sentirse mal de “servirla,” más aún si ella se demora en alcanzar el orgasmo puede causar disforia postcoital o depresión post-coitum. En este caso, la mujer puede ser más activa, conectándose con su verdadera fuente de poder, que es su energía sexual. Usted puede ayudarle a hacerlo, sólo con apoyarla y hacerle ver que ella puede tomar un rol más activo en su propia experiencia. La conclusión es que cada uno asume su rol para alcanzar su propio clímax, cuando los dos comparten las posibilidades creativas que pueden explorar dentro de su experiencia sexual, cada uno se responsabiliza de su propia satisfacción, y cada uno puede deleitarse al ver diversas maneras de complacer a su pareja.Todas las manifestaciones de afecto, como los besos, el contacto visual, las caricias y los abrazos, ayudan a que la pareja se relaje y la energía pueda circular por todo su cuerpo.
Más allá del encuentro físico, se da un encuentro energético cuando dos personas mezclan sus fluidos, sus cuerpos y su alma. Y esas energías que se entrelazan, generan una profunda conexión cuando dejamos que la energía sexual circule por el cuerpo y el de su pareja. El sexo, que no sólo se basa en el contacto físico, sino en la fusión de almas y su espiritualidad que aprenden a sincronizarse y a danzar al unísono. El hombre y la mujer tienen diferentes ritmos en su respuesta sexual. Si se quiere una relación amorosa con su pareja, es clave experimentar los diferentes ritmos, desde los rangos más salvajes, eróticos y primales, hasta los más suaves, tiernos y de sutil cadencia. Sintonícese con las sensaciones que sienta en su pareja, hasta que ambos alcancen la plenitud sexual. El sexo va más allá de una actividad a través de la cual se obtiene un orgasmo. Permita que sea una experiencia que se revela así misma para ambos y que sea expansiva. Recuerde que las relaciones sexuales  son más que una actividad genital, es una relación de unión integral que es placentera, de armonía y amor siendo una experiencia deseable y satisfactoria. Finalizo con esta reflexión para aquellos que nos entregamos al Señorío de Jesucristo: ¿no saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomare acaso los miembros de Cristo para unirme con una prostituta? ¡Jamás! ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: Los dos llegaran a ser un solo cuerpo. 

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