Se denomina anafrodisia o anorexia sexual al bajo interés por el sexo. Puede ser un trastorno sexual ya que esas personas tienen dificultades para llegar al orgasmo e incluso sufren dolor en sus relaciones sexuales. Hay causas físicas como psicológicas (la mayoría de las veces se encuentra detrás una baja autoestima).
Excitada constantemente?
El PGAD, siglas en inglés de Síndrome de Excitación Sexual Permanente se caracteriza por la presencia de tensión en los genitales acompañada de excitación continua, sin que exista previamente deseo sexual. Las mujeres que sufren Síndrome de Excitación Sexual Permanente sienten cómo aumenta su frecuencia cardíaca y se acelera su respiración mientras que su musculatura pélvica se contrae. Todo su cuerpo se prepara para el orgasmo, pero es una situación no deseada (se produce incluso en situaciones cotidianas como haciendo la compra o en el trabajo). Debido a esta excitación sexual no controlada, estas mujeres pierden interés por las relaciones sexuales y se quejan de dolor durante la penetración. Incluso tras el orgasmo, no desaparece dicha sensación.
¿Existe en realidad la cefalea sexual?
El “no me apetece, me duele la cabeza” puede ser una excusa atribuida erróneamente a las mujeres. Sin embargo, científicamente hablando, la cefalea sexual la sufren mayoritariamente los hombres. Si la cefalea del coito aparece antes del orgasmo, normalmente es benigna, pero cuando aparece de forma brusca durante o después del mismo puede anunciar hemorragias cerebrales u otras dolencias graves.
¿Se puede tener miedo al sexo?
Sí, y puede ser patológico: la erotofobia. Es tanto su temor que no pueden ni hablar del sexo. El miedo y la culpa se apodera de ellos y llegan a ser incapaces de tener orgasmos. Los motivos de esta fobia pueden ser muchos: traumas, educación reprimida, baja autoestima...
Otros problemas sexuales Insatisfacción sexual (no específica)
Deseo sexual inhibido o frigidez
Anorgasmia
Disfunción eréctil
Infidelidad
Retardo o ausencia de eyaculación tras un estimulación adecuada
Incapacidad para controlar el momento de la eyaculación
Incapacidad para relajar los músculos de la pared vaginal lo suficiente para permitir el coito
Lubricación vaginal inadecuada antes y durante el coito sexual
Dolor en la vulva o la vagina durante el contacto sexual
Infelicidad o confusión respecto a la orientación sexual
Síndrome de excitación sexual persistente
Adicción al sexo y Hipersexualidad.
Por último dejo en claro que la vida sexual se debe cuidar como un tesoro en una guarida de ladrones, no
se debe mirar con fanatismo religioso o de manera liberada. Al convertirse un
adolescente en adulto, él o ella se empiezan a dar cuenta de una nueva fuerza
muy poderosa en su cuerpo. Esa fuerza poderosa es el impulso sexual. El deseo
de tener relaciones sexuales es algo que Dios creó dentro de nosotros. No es
sucio ni malo. El deseo sexual fue idea de Dios—no nuestra. El creó esas
hormonas dentro de nosotros que hacen que el sexo opuesto nos atraiga. Las
relaciones sexuales, como las diseñó Dios, son hermosas. ¡Ninguna cosa creada
por Dios podría ser menos! El impulso sexual no es pecaminoso, pero
Dios nos dice que debemos controlar ese deseo.
Dios nos dio el deseo sexual tanto como el medio
para la reproducción como un medio por el cual el esposo y la esposa pueden
expresarse de manera más completa su amor el uno por el otro.
En realidad, hay varias maneras en que Dios nos
pudo haber creado. El nos pudo haber hecho con un impulso sexual sólo en
ciertas temporadas, como en el caso de los animales, pero eso sólo nos hubiera
permitido disfrutar poco de las relaciones sexuales. También nos pudo haber
creado con un deseo sexual constante, pero eso hubiera hecho que la vida fuera
casi intolerable.
Dios tenía algo mejor para nosotros que cualquiera
de estas dos alternativas. El nos creó con un deseo sexual potencial que
puede ser activado al ser estimulado.
Esto significa que un esposo y una esposa
pueden vivir juntos sin ser controlados por sus apetitos sexuales. Pero pueden,
en el momento oportuno, estimular el deseo sexual el uno al otro.
Dentro del matrimonio, el fuerte deseo sexual
que surge cuando se estimulan el esposo y la esposa se puede satisfacer
legítimamente a través de las relaciones sexuales. Así lo diseñó Dios.
Pero estos mismos deseos y pasiones fuertes se
pueden estimular fuera del matrimonio. Sin embargo, en ese caso, no hay ninguna
solución legítima para esos deseos estimulados. Detenerse sin consumar las
relaciones sexuales produce frustración, pero no condenación y desgracia pero cumplir el acto de fornicación o adulterio— caos
y destrucción familiar, uno de los pecados más dañinos que puede cometer en su
cuerpo.
Jesús dijo: "Todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado" (Juan 8:34). Algunos que han caído en la
inmoralidad sexual se gozan cuando logran hacer caer a otros. Hablan de
ser "libres" para hacer lo que desean hacer, a la misma vez
que están atados por sus pecados.
La Biblia dice: "Les prometen [a otros] libertad, y son ellos
mismos esclavos de corrupción". 2 Pedro 2:19
La Biblia dice:¿ "…Pero el cuerpo no es para la fornicación,
sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo…Huid de la fornicación. Cualquier
otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica,
contra su propio cuerpo peca". 1 Corintios 6:13,18
Evita los deseos sexuales anormales.
Cualquier desviación de la relación normal de
hombre y mujer en la relación sexual es un mal uso y abuso de la naturaleza
sexual que Dios ha implantado en nosotros.
Las relaciones sexuales son un don maravilloso de
un Dios amoroso. Dan vigor al matrimonio y sabor a la vida. Son una experiencia
tan excitante que permiten que el esposo y la esposa verdaderamente sean uno
solo.
La Biblia dice:
"Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne". Efesios 5:31
Esta unión incluye más que la simple unión física.
Es la unión de dos personas—en cuerpo, alma y espíritu. Se disfrutan al máximo
las relaciones sexuales cuando tanto el esposo como la esposa son cristianos, y
por lo tanto son "uno en el Señor". Cuando este es el caso,
experimentan una unidad que va más allá de cualquier otra cosa en el mundo.
Suponiendo que llegues a estar casado por
cincuenta años, tu línea del tiempo se parecerá al dibujo de abajo.
Considerando el tiempo relativamente corto del
noviazgo y el tiempo largo del matrimonio, seguramente es para tu propio bien
esperar el tiempo y las circunstancias de Dios.
No es fácil ser paciente—queremos las emociones
ahora mismo. No es fácil "guardar tu corazón". No es fácil
negar tu apetito sexual. No es fácil evitar los sentimientos de envidia al
mirar a los que parecen estar disfrutando la emoción de las relaciones sexuales
fuera del matrimonio. Pero el camino de Dios es el mejor.
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