2018-12-13

TENGO PROBLEMAS EN MIS RELACIONES SEXUALES....

Desde mis anteriores escritos en este mismo blog, vengo advirtiendo el deterioro de las relaciones sexuales en el vínculo del casamiento, atravesando momentos críticos a nivel mundial, dado que las parejas se unen con un pasado promiscuo sin resolver, es decir un archivo de sus affaires o aventuras amorosa como comúnmente las llaman, sin tener en cuenta que la gran mayoría de estas experiencias con el tiempo acarrean primeramente problemas de salud mental distorsionando su vida de sexualidad. Decía que aproximadamente la mitad de todos las uniones en los Estados Unidos en la última década termina en un divorcio, la causa principal problemas sexuales y si observamos lo que está pasando en latinoamérica sin tener unas estadísticas serias no se queda atrás de tan alarmante problema social. Este problema no excluye a las comunidades cristianas (llámense católicas, protestantes, ortodoxas o judías mesiánicas), los cónyuges no deben ignorar o evadir la responsabilidad de superarlas. Terminando este año quiero cerrar este ciclo de notas sobre este tema, “problemas en la sexualidad o en el sexo dentro del matrimonio”.
Los expertos dicen que la cultura moderna vive una relación “bipolar” con respecto al sexo. La sexualidad está presente en todos los ámbitos de la vida, desde el cine a la publicidad, pasando por la televisión, la música, etc. Pero, a la vez, hay circunstancias que propician bloqueos sexuales. Los seres humanos nos involucramos tanto en nuestras imágenes mentales (pornografía) que el cerebro se modifica incluso sin vivir la situación imaginada y se lo comunica al cuerpo, donde se manifiesta los bloqueos sexuales, son mentales, no físicos y es a ellos a quienes hay que “atacar“para debilitarlos, no es posible erradicarlos del todo. El sexo es energía vital para la mente y el corazón, que se debe disfrutar en amor. Insistir en la infelicidad crónica, sentirnos fatales y culpar a la familia de origen son programas mentales automatizados que nos estancan en una zona de ¿confort? bien conocida, ciertos estados memorizados que llamamos identidad y tomamos por inamovibles, aunque nos perjudiquen. Por eso mucha gente se queja de no encontrar la pareja ideal: sus patrones de éxito, belleza, matrimonio u otros tal vez tengan poco que ver con su verdadera esencia “quien soy Yo” son esquemas lesivos (creencias) que paradójicamente defienden como verdad absoluta. Si siempre haces lo mismo, es difícil obtener resultados diferentes. Lo que entra define lo que sale y siempre atrae lo mismo, por eso una mente cargada de resentimientos no encuentra amor, o no cree merecerlo sin pagar un alto precio. Lo cierto es que la voluntad es escurridiza si se trata de desarrollar una conciencia meditativa, ejercitar el cuerpo, depurar emociones, dejar un vicio o nutrirse correctamente. Se necesita disciplina, orden, compromiso, honestidad y un cónyuge que colabore, capaz de valorar los beneficios derivados de ese nuevo hábito que tu cerebro reafirma con la práctica sistemática, pero abandona si no eres consecuente y lo posponen indefinidamente. Está en la naturaleza humana aferrarse a lo malo conocido, hasta que las cosas se empeoran y esa incómoda sensación abruma y destruye. De nada vale entonces sucumbir al mea culpa o perdernos en los porqués desgarradores. Es más práctico revisar a diario quiénes somos, qué hacemos y cómo estamos alimentando el daño no deseado. «Es evidente que la humanidad no va bien» y es que hay una gran influencia que afecta el alma y la somete a este mundo de inmediatez, egoísmo, idolatra y hambrienta de pasiones buscando un escape a esa realidad, debido a los principales trastornos de una sociedad casi vertebrada por el estrés. -Podemos metafóricamente hablar de una «sociedad enferma», pero su enfermedad es de tipo moral, es una carencia o una deformación de sus principios y metas que llevan a una verdadera disfunción social. Hay áreas que precisan de una observación y un estudio objetivo en relación a los bloqueos sexuales. El tratamiento de estos aspectos te permitirá abrirte a la sana experiencia sexual. Veamos las más importantes que se manifiestan hoy en dia a mi parecer:
Anoréxicas sexuales
Se denomina anafrodisia o anorexia sexual al bajo interés por el sexo. Puede ser un trastorno sexual ya que esas personas tienen dificultades para llegar al orgasmo e incluso sufren dolor en sus relaciones sexuales. Hay causas físicas como psicológicas (la mayoría de las veces se encuentra detrás una baja autoestima). 
Excitada constantemente?
El PGAD, siglas en inglés de Síndrome de Excitación Sexual Permanente se caracteriza por la presencia de tensión en los genitales acompañada de excitación continua, sin que exista previamente deseo sexual. Las mujeres que sufren Síndrome de Excitación Sexual Permanente sienten cómo aumenta su frecuencia cardíaca y se acelera su respiración mientras que su musculatura pélvica se contrae. Todo su cuerpo se prepara para el orgasmo, pero es una situación no deseada (se produce incluso en situaciones cotidianas como haciendo la compra o en el trabajo). Debido a esta excitación sexual no controlada, estas mujeres pierden interés por las relaciones sexuales y se quejan de dolor durante la penetración. Incluso tras el orgasmo, no desaparece dicha sensación.
¿Existe en realidad la cefalea sexual?
El “no me apetece, me duele la cabeza” puede ser una excusa atribuida erróneamente a las mujeres. Sin embargo, científicamente hablando, la cefalea sexual la sufren mayoritariamente los hombres. Si la cefalea del coito aparece antes del orgasmo, normalmente es benigna, pero cuando aparece de forma brusca durante o después del mismo puede anunciar hemorragias cerebrales u otras dolencias graves.
¿Se puede tener miedo al sexo?
Sí, y puede ser patológico: la erotofobia. Es tanto su temor que no pueden ni hablar del sexo. El miedo y la culpa se apodera de ellos y llegan a ser incapaces de tener orgasmos. Los motivos de esta fobia pueden ser muchos: traumas, educación reprimida, baja autoestima... 
Otros problemas sexuales Insatisfacción sexual (no específica) 
Deseo sexual inhibido o frigidez
Anorgasmia
Disfunción eréctil
Infidelidad
Retardo o ausencia de eyaculación tras un estimulación adecuada
Incapacidad para controlar el momento de la eyaculación
Incapacidad para relajar los músculos de la pared vaginal lo suficiente para permitir el coito
Lubricación vaginal inadecuada antes y durante el coito sexual
Dolor en la vulva o la vagina durante el contacto sexual
Infelicidad o confusión respecto a la orientación sexual
Síndrome de excitación sexual persistente
Adicción al sexo y Hipersexualidad. 

Por último dejo en claro que la vida sexual se  debe cuidar  como un tesoro en una guarida de ladrones, no se debe mirar con fanatismo religioso o de manera liberada. Al convertirse un adolescente en adulto, él o ella se empiezan a dar cuenta de una nueva fuerza muy poderosa en su cuerpo. Esa fuerza poderosa es el impulso sexual. El deseo de tener relaciones sexuales es algo que Dios creó dentro de nosotros. No es sucio ni malo. El deseo sexual fue idea de Dios—no nuestra. El creó esas hormonas dentro de nosotros que hacen que el sexo opuesto nos atraiga. Las relaciones sexuales, como las diseñó Dios, son hermosas. ¡Ninguna cosa creada por Dios podría ser menos! El impulso sexual no es pecaminoso, pero Dios nos dice que debemos controlar ese deseo.
Dios nos dio el deseo sexual tanto como el medio para la reproducción como un medio por el cual el esposo y la esposa pueden expresarse de manera más completa su amor el uno por el otro. 
En realidad, hay varias maneras en que Dios nos pudo haber creado. El nos pudo haber hecho con un impulso sexual sólo en ciertas temporadas, como en el caso de los animales, pero eso sólo nos hubiera permitido disfrutar poco de las relaciones sexuales. También nos pudo haber creado con un deseo sexual constante, pero eso hubiera hecho que la vida fuera casi intolerable.
Dios tenía algo mejor para nosotros que cualquiera de estas dos alternativas. El nos creó con un deseo sexual potencial que puede ser activado al ser estimulado.
Esto significa que un esposo y una esposa pueden vivir juntos sin ser controlados por sus apetitos sexuales. Pero pueden, en el momento oportuno, estimular el deseo sexual el uno al otro.
Dentro del matrimonio, el fuerte deseo sexual que surge cuando se estimulan el esposo y la esposa se puede satisfacer legítimamente a través de las relaciones sexuales. Así lo diseñó Dios.
Pero estos mismos deseos y pasiones fuertes se pueden estimular fuera del matrimonio. Sin embargo, en ese caso, no hay ninguna solución legítima para esos deseos estimulados. Detenerse sin consumar las relaciones sexuales produce frustración, pero no condenación y desgracia pero  cumplir el acto de fornicación o adulterio— caos y destrucción familiar, uno de los pecados más dañinos que puede cometer en su cuerpo.
Jesús dijo: "Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Juan 8:34). Algunos que han caído en la inmoralidad sexual se gozan cuando logran hacer caer a otros. Hablan de ser "libres" para hacer lo que desean hacer, a la misma vez que están atados por sus pecados. 
La Biblia dice: "Les prometen [a otros] libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción". 2 Pedro 2:19 
La Biblia dice:¿ "…Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo…Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca". 1 Corintios 6:13,18
Evita los deseos sexuales anormales.
Cualquier desviación de la relación normal de hombre y mujer en la relación sexual es un mal uso y abuso de la naturaleza sexual que Dios ha implantado en nosotros. 
Las relaciones sexuales son un don maravilloso de un Dios amoroso. Dan vigor al matrimonio y sabor a la vida. Son una experiencia tan excitante que permiten que el esposo y la esposa verdaderamente sean uno solo. 
La Biblia dice: "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne". Efesios 5:31
 Esta unión incluye más que la simple unión física. Es la unión de dos personas—en cuerpo, alma y espíritu. Se disfrutan al máximo las relaciones sexuales cuando tanto el esposo como la esposa son cristianos, y por lo tanto son "uno en el Señor". Cuando este es el caso, experimentan una unidad que va más allá de cualquier otra cosa en el mundo.
Suponiendo que llegues a estar casado por cincuenta años, tu línea del tiempo se parecerá al dibujo de abajo.
Considerando el tiempo relativamente corto del noviazgo y el tiempo largo del matrimonio, seguramente es para tu propio bien esperar el tiempo y las circunstancias de Dios.
No es fácil ser paciente—queremos las emociones ahora mismo. No es fácil "guardar tu corazón". No es fácil negar tu apetito sexual. No es fácil evitar los sentimientos de envidia al mirar a los que parecen estar disfrutando la emoción de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Pero el camino de Dios es el mejor.

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