2015-12-31

LA CRISIS DE LOS ADULTOS A LOS CUARENTA AÑOS EN SU SEXUALIDAD

Proceso del Águila 
Al estar finalizando este  periodo de tiempo 2015 quiero brindar este articulo a aquellos que están viviendo una crisis en su vida después de los 40 años; cuando se creía que ya todo estaba asegurado, realizado y que después de muchos esfuerzos por lograr algunas metas vemos que todo se derrumba y que a la hora de la verdad todo ha sido vanidad, que nada tenemos seguro de lo que hemos logrado y que lo único seguro es la muerte. Viene a mi memoria algo que leí hace tiempo y que hoy lo he podido entender plenamente y es lo siguiente “ En mi intento de encontrar la razón de las cosas, yo, el Predicador, he hallado lo siguiente: ¡que todavía no he dado con lo que realmente busco! He encontrado un hombre entre mil, pero ni una sola mujer entre todas ellas. Solamente he encontrado lo siguiente: que Dios hizo perfecto al ser humano, pero este se ha complicado la vida”.  
A lo largo de la vida tanto el hombre como la mujer tienen que afrontar una serie de etapas que se relacionan con  efectos físicos y psicológicos. Cuando se tiene 40 años la persona ingresa en una etapa crítica de renovación tanto en lo somático como en el área espiritual;  que suele llamarse “crisis del adulto medio”. En este proceso de la vida nos parecemos a del águila; El águila es una de las aves de mayor longevidad. Llega a vivir 70 años.  Pero para llegar a esa edad, en su cuarta década tiene que tomar una seria y difícil decisión.  A los 40 años, ya sus uñas se volvieron tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se curva demasiado y ya no le sirve.  Apuntando contra el pecho están las alas, envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas, y para entonces, volar se vuelve muy difícil.  Entonces, tiene sólo dos alternativas: dejarse estar y morir… o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación que le llevará aproximadamente 150 días. Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y recogerse en un nido, próximo a un  paredón donde no necesita volar y se siente más protegida. Entonces, una vez encontrado el lugar adecuado, el águila comienza a golpear la roca con el pico… hasta arrancarlo. Luego espera que le nazca un nuevo pico con el cual podrá arrancar sus viejas uñas inservibles.  Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, ella desprende una a una sus viejas y sobrecrecidas plumas. Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros 30 años más. 
En nuestra vida también nos toca sufrir procesos de reconversión para no sucumbir. Tenemos quizá que resguardarnos por algún tiempo, meditar, someternos a ciertos cambios “sacrificios” para llevar a cabo algunos propósitos, que son la razón por la que vivimos en este mundo.  La crisis de la edad media de la vida puede presentarse desde los 40 hasta los 55 años en la mayoría de individuos; porque la minoría se quedan en esa etapa sin poder superarla o los lleva a suicidarse. Para conocer lo que sucede en la psiquis de los hombres y mujeres luego de los 40 años, he reunido sinópticamente toda la información y experiencia sobre este tema y como lo decía al principio lo brindo a aquellos que se encuentran en esta etapa y ruego a Dios que les sea de mucha ayuda para superarla. He conoció que a partir de esa edad la persona comienza a preocuparse más por la juventud, suele volverse más seductora, provocadora y profundamente sentimental. ¿Por qué pasa esto? 
“crisis del adulto medio”
Las causas, para ambos sexos, son las mismas. Se explica que “a esa edad todos quieren ser o pretenden mantenerse en ciertos niveles de reconocimiento y aceptación por la sociedad, porque de acuerdo con la percepción de ellos, después de que los años transcurrieron en uno, empiezan a no serlo o quizá ya no lo sean o quizá ya todo se acabó. De ahí que las personas pretendan volver a las vivencias pasadas o tal vez a poder lograr vivirlas, lo que no pudo a cierta edad o etapa de su vida, ya no se puede, pues todo tiene su tiempo, tiempo para ser bebe, niño, joven adulto, adulto mayor. Hoy vemos que las personas adultas quieren  “ser más jóvenes cada día” y vivir desenfrenadamente en pasiones y deseos, lo que es cierto es que este propósito no es nada inteligente; el tiempo que paso como las oportunidades del momento no vuelven. En esta fase tanto el varón como la mujer se formulan cuestionamientos sobre su vida pasada y su futuro. “La persona se pregunta lo que hizo con su vida y si todo ello valió la pena. Piensa en la relación que llevó hasta el momento con su pareja y con sus hijos. Evalúa sus logros económicos, profesionales, laborales y su situación emocional”.  Si es que considera que no ha realizado ni cosechado buenos frutos, puede entrar en crisis y deprimirse, a pesar de que es una crisis muy controvertida y no todos los especialistas están de acuerdo, estas situaciones psicológicas, emocionales y físicas repercuten invariablemente en la vida del adulto.
En la mujer por ejemplo, se manifiesta esta etapa por regla general, entre los 45 y los 55 años de edad al producirse la menopausia, que significa el cese de la menstruación y la incapacidad de tener hijos, lo que conlleva unos efectos físicos y psicológicos muy marcados en su carácter; . —Cambios de humor. El estado de ánimo de la fémina varía, puede estar irritable, depresiva o ansiosa de un momento a otro. En su cuerpo se manifiesta infecciones al no secretar la misma cantidad de hormonas se vuelve más sensible a las infecciones urinarias. Pérdida de calcio. Los huesos se debilitan. Hay riesgo de osteoporosis. Cambios en los niveles de colesterol. Esto puede acarrear mayores riesgos de sufrir males cardiacos. La mujer que se encuentre en esta etapa debe tener el apoyo de las personas que están a su alrededor  como son sus hijos, además de comprensión y el amor de su pareja. 
Dentro de la vida masculina, existe un período donde todo empieza a venirse a menos. Los problemas específicos que presenta el hombre en crisis son el  insomnio, consumo excesivo de alcohol problemas conyugales, insatisfacción laboral, temor a las enfermedades y a la muerte, y la temida impotencia sexual. Por lo general el hombre de 40 años asume la actitud  de conquistador de mujeres menores  mientras trata de luchar con la subida de peso y la edad. Por no saber que esta crisis existe y como asumirla, muchos hombres pueden, a esta altura de la vida perder a sus esposas, familia y profesión. La edad más crítica por regla general se produce hacia los 50 años.  Aunque hay que observar que puede ser diversa dependiendo de su entorno sociocultural pero por lo general se manifiesta al producirse otro proceso la andropausia, que a diferencia de la menopausia en la mujer, no aparece de una manera brusca sino paulatinamente y que puede durar décadas y llevándolo a sumir actos de inmadurez. Es un proceso lento y progresivo que consiste en el declive gradual de las funciones fisiológicas del hombre y en especial de la capacidad sexual, talón de Aquiles para muchos.  El varón tiene que estar consciente de que esta etapa es un proceso natural e irreversible en especial en su potencia sexual. No se puede tratar ni curar, pues no es enfermedad o defecto, simplemente es una fase en el transcurso de la vida del hombre que debe afrontar y superar dignamente.  
Psicosexualidad en el hombre y la mujer
Muchos hombres no aceptan que su sexualidad no sea la misma que cuando eran jóvenes, pero si éstos son capaces de conocer y manejar esos cambios, pueden seguir gozando de una sexualidad totalmente plena y satisfactoria. La sexualidad tanto en el hombre como en la mujer contiene elementos psicológicos muy fuertes y cualquier pareja puede tener un florecimiento de su sexualidad a edades muy avanzadas. Dado que en esta situación de crisis, es la esposa la que juega un papel decisivo para administrar, sobrellevar y superar este cambio de conducta de su marido y que justamente la encuentre a ella pasando la angustia del síndrome de la menopausia, lo que se ve con alguna frecuencia, intentando ayudar a un hombre en la crisis de la madurez, puede realmente ser el clásico caso de un ciego conduciendo a otro ciego. Las causas que provocan esta crisis en el hombre, son multifactoriales; si bien, esta es la edad de la experiencia en que se supone existe calidad, desaceleración de todas las emociones y reacciones, mayor capacidad de autocontrol, madurez, confianza en sí mismo, etapa en que el hombre no necesita demostrarse nada y tiene una amplia capacidad de dar amor con un nivel de placer diferente. Resulta que inexplicablemente en este periodo el hombre se comporta como si hubiese perdido algo, pero no sabe que, probablemente muchas cosas no concretas, intangibles, tal vez el deseo de reconocimiento a su trabajo de tantos años, tal vez la perdida de los sueños juveniles, de las energías para conquistar el mundo, las metas soñadas y proyectadas cuando se tenían 20 o 25 años, la aspiración a una profesión más prestigiada, al mejor puesto en la empresa, a un ascenso etc., es decir las metas que se pone en la vida un hombre común y lo manifiesta con tristeza, abatimiento, enojo o mal humor. Esta crisis la presenta el hombre que consiguió sus objetivos y en aquel que no lo hizo, razón es que toda persona actúa con instinto natural; pasiones, deseos y lujuria, cosa diferente con aquellas personas que superan ese instinto natural con logros en el área espiritual, conociendo el propósito por la cual fuimos creados y la dependencia voluntaria a nuestro Creador. El que cumplió sus metas se siente vació y sin tener nada por lo cual luchar; este hombre que trabajó por largos y duros años ahorrando dinero y bienes, privándose de muchas cosas, construyendo día a día el bienestar de su familia, soñando con la casa propia o el automóvil. Al retornar con sus metas cumplidas, muchas veces se encuentra con una familia diferente, hijos que han crecido y que tienen intereses distintos; ya no les atrae compartir con sus padres, puesto que cuando ellos querían o lo necesitaban, él estaba trabajando, ahora ellos quieren hacer una vida independiente con su propio círculo de amistades. También se encuentran con una esposa diferente que se ha liberado del cuidado de sus hijos, ya no tiene las atadura del cuidado del hogar ni de los hijos, se encuentra con una mujer que siente y quiere iniciar una nueva vida, quiere superar esta etapa del matrimonio en la cual la comunicación ha sido por monosílabos, quiere volver a la etapa de antes de casarse en que conversaban por horas y planeaban el futuro, todo ello, probablemente estimulado por los cambios hormonales post menopáusicos que ha sufrido últimamente. Por otro lado, el que no logró sus objetivos cae en la cuenta de sus limitaciones y tiende también a enojarse y a deprimirse sufriendo exactamente los mismos cambios en su hogar. Ambos grupos sienten que su vida  cayó en la rutina, se sienten desgastados, agotados, insignificantes, envejecidos y por primera vez ven a la muerte como algo que realmente existe, es decir se sienten absolutamente deprimidos. Si bien es cierto que el 20% de las mujeres y el 10% de los hombres en algún momento de su vida atraviesan por una depresión, la crisis de la madurez la pasan en mayor o menor medida casi el 100% de los varones; la diferencia está en que el hombre con depresión sé da por vencido; cae tan bajo dentro de sí mismo que se rinde. El hombre con depresión simplemente yace en su cama agobiado por el dolor que le causan sus problemas y maldice su destino. Se cree actualmente que la depresión puede originarse en un cambio aún desconocido en la química cerebral; el paciente afectado tiende a sentirse desvalido y pesimista. 
La negación de la andropausia
El hombre en crisis trata de salir de su medio, de su entorno cambiando su actitud y comportamiento incluso buscando cambios de empleo y aventuras rejuvenecedoras cosa que es imposible que haga el deprimido auténtico ya que este se entrega a su suerte. Por desgracia también es la edad en que aparecen con mayor frecuencia algunas enfermedades como: la diabetes, la úlcera gastroduodenal, las hiperlipidemias o hipercolesterolemias, la hipertensión arterial y la impotencia sexual que es un hecho o condición  deplorable. Como una manera de liberarse de esta pesada carga, fácilmente se cae en el alcoholismo como un modo de evadirse de la realidad, con mucha frecuencia se recurre a la conquista de mujeres jóvenes, intentando con ello una transfusión de juventud, si funciona sexualmente a logrado una “conquista” para su ego manteniendo esa relación por un tiempo, hasta que decae esa fantasía o fascinación o por lo contrario llegue a abandonar su hogar por ella, mientras tanto su cuerpo sigue el proceso de deterioro; fuma y engorda en exceso producto del stress y además se agrega insomnio que cada vez se va haciendo más refractario a las dosis habituales de hipnóticos y tranquilizantes. A consecuencia de lo anterior, al reducir el contacto con su esposa e hijos, llegando a altas horas de la noche o de madrugada a su casa, aumenta la incomunicación, y en la mayoría de casos acelera su envejecimiento produciendo un desencuentro en el plano afectivo y naturalmente en el sexual. Es aquí donde la mujer juega un papel muy importante y decisivo para la conservación de su matrimonio; la mujer sabia edifica su casa la necia la destruye. Estadísticamente se ha visto que aquellas esposas que entienden que el marido está sufriendo una crisis que en algunos casos lo llaman existencial, deben actuar con mucha prudencia para el manejo de su relación de pareja, pero a la vez muy firme y clara en su posición de esposa de guardar fidelidad mutua, y  no hacer mayor cuestión por la inapetencia sexual de su marido hacia ella, más bien vestirse y arreglarse de una manera atractiva sin caer en lo vulgar o en lo ridículo,  creando inquietud en su marido de saber qué es lo que está pasando en su esposa, en sí, la mujer es más creativa en el manejo de la relación en pareja y por lo general todo vuelve a la normalidad después de superada la crisis la cual puede durar desde seis meses a dos años, a veces más, dependiendo del manejo que se le dé a la relación y las consecuencias de sus actos. Aquella esposa que no entiende o no tiene conocimiento de la existencia de este problema patológico de su marido, es muy probable que lo hostilice pensando en la infidelidad; en que ya no se siente atractiva, que ya no me quieres etc. Con esta actitud, lo más probable es que se profundice mucho más la crisis y pueda desembocar en una ruptura definitiva que por lo general se ven empujados a una infidelidad (ocurre en un 20%). Como lo mencione anteriormente la esposa es el principal artífice en la solución de la crisis de la madurez del hombre,  es la columna del hombre es su vigor; si no sabe enfrentar el problema con conocimiento, inteligencia y entereza, todo fracasará, debe ayudar a su marido realmente a salir del pantano (es vital orar por su cónyuge), no hundirlo, sabiendo que es un problema temporal y absolutamente superable en un plazo promedio de uno a dos años, en que todo volverá a la normalidad. A veces quedan huellas que el tiempo y la naturaleza se encargan de borrar. Afortunadamente, la mujer tiene más ductilidad y capacidad de adaptación frente a situaciones de conflicto en el matrimonio dado por el amor que siente por su esposo, pero siempre es aconsejable la ayuda profesional en una situación en que se está jugando la integridad de la familia. 
En la vejez; vida afectiva y sexual activa

Asimismo, los cambios fisiológicos que ocurren como consecuencia del proceso de envejecimiento deben y tienen que ser conocidos por la pareja asistidos por su médico que los atiende, para tratar de evitar una interpretación errónea que pueda repercutir de forma negativa sobre su actividad afectiva y sexual. Muchos viven con este interrogante ¿Se comienza a envejecer cuando se pierde la potencia sexual? Nada más absurdo. En muchas culturas  existe una evidente ignorancia, desconocimiento y mitos sobre la vida afectiva y sexual de los adultos mayores, en especial de sus sentimientos, deseos y emociones. En nuestra cultura está muy difundida la idea de una vejez sin sexo. Hay factores culturales que afectan a la consideración sexual de los hombres a partir de cierta edad con conceptos peyorativos. Sin embargo, los años de convivencia no menoscaban la intimidad, es más, abrazos, besos, ternura y caricias se observan en la cotidianidad de infinidad de parejas adultos mayores como parte fundamental de la relación de pareja y de la vida en general. Además, algo esencial: en este período de la vida se desea de manera más profunda, más sensual que genital. Una mirada o una caricia pueden valer más que muchas declaraciones de amor, por lo que el inmovilismo afectivo no deberá nunca existir. La aparición de la andropausia en el hombre y la menopausia en la mujer hace que las relaciones sexuales en la pareja sean cada vez más esporádicas y que algunas veces lleguen a desaparecer. Pero en la mayoría de los casos, esto se debe más a cuestiones sociales y psicológicas que a razones puramente fisiológicas. Para una mejor vida afectiva y sexual en el adulto mayor debe tenerse muy en cuenta en mantener una percepción positiva y de aceptación de su cuerpo y el de su pareja para lograr relaciones sexuales satisfactorias. Al mismo tiempo hay que educarse sobre la sexualidad en pareja,  por lo que urge el reconocimiento social generalizado de esta necesidad,  en general, la necesidad de tener una vida afectiva y sexual activa; “púes vejez saludable, plena y feliz está indisolublemente ligada en el adulto mayor al pleno reconocimiento de su derecho a la intimidad, al amor de pareja y al sexo. De esta forma se logrará una longevidad satisfactoria. No obstante y pese a las nuevas concepciones relacionadas con amor y sexo en el adulto mayor, este tema continúa siendo complejo para muchos especialistas sobre todo dentro del marco familiar. Por lo tanto, aconsejan los especialistas en la sexualidad  que al evaluar su existencia también se piense bien en lo que se asumirá en adelante. Es importante que reconozca que él ya no es joven y que el tiempo no se puede retroceder, para que empiece el proceso natural de reconocerse como una persona adulta.  Si un matrimonio de personas adultas todavía unido por un amor profundo y por una fe común en la utilidad bienhechora de la vida llega a comprender de este modo su papel y sus responsabilidades, tendrá delante de si, probablemente, años de tranquila alegría y de acción fecunda. Bueno he terminado esta parte psicosexual, dejo esta reflexión;  “Honra a Dios y cumple sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre. Dios habrá de pedirnos cuentas de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque  los hayamos hecho en secreto”.
Vea el articulo de  LA CRISIS DE LOS ADULTOS A LOS CUARENTA AÑOS EN SU RELACIÓN SEXUAL.

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