Por: Carlos A Venegas Maturana PS. PARTE 3
El concepto de género
que es piedra de tropiezo para la sexualidad humana fue introducido por la psicología
y la medicina clínica por el psicólogo y
sexólogo neozelandés, John Money, como el rol de género en 1955. Por otra
parte, el psiquiatra y psicoanalista estadunidense, Robert Stoller (1964), lo
tomó dándole otra perspectiva, identidad
de género, al constatar en un paciente biológicamente hombre que fue
amputado de sus genitales y criado como una mujer sin “mayores
complicaciones”. Stoller escribió “Sex
and gender” en 1968 donde explicaba que existían áreas de la conducta humana como los pensamientos,
los sentimientos y las fantasías, las cuales se relacionan con los sexos
biológicos pero que eran construidas culturalmente. Stoller, llegó a la
conclusión de que género “…es
un término que tiene connotaciones psicológicas y culturales más que
biológicas; si los términos adecuados para el sexo son varón y hembra, los correspondientes al género son masculino y femenino y estos
últimos pueden ser bastante
independientes del sexo biológico.”(Stoller, R. 1968:187). Por ultimo Pasando
a las ciencias sociales, es Ann Oakley quien en 1972 introduce el concepto de
género es su publicación “Sex, gender and society”, donde “Sexo es un
término de la biología, gender se
emplea en psicología y con relación a procesos culturales. Se podría pensar que estas palabras Sexo y Género
son simplemente dos maneras de considerar la misma diferencia; y que si, por
ejemplo, una persona es de sexo femenino, pertenece automáticamente al género
correspondiente… Pero lamentablemente de hecho, no es así; son reutilizadas (utilizar de nuevo algo, a veces con funciones diferentes a las originales) para desvirtuar la función como pareja, familia y hombre y mujer para la procreación. A partir de entonces, la distinción entre sexo
y género fue usada por cientos de grupos feministas como un instrumento válido
para explicar la subordinación de las mujeres como algo construido socialmente
y no justificada en la biología. (Facio, A. 2002:5) Ello permitió analizar por
separado al género y al sexo como dos categorías diferentes pero que se complementan,
permitiendo ampliar el entendimiento de las prácticas culturales de distintas
sociedades. “El género debe ser definido como la construcción social y
política de un sistema que crea diferencias entre hombres y mujeres simplemente
en virtud del sexo…” (Stromquist, N. 2006:15). Estas diferencias producen
representaciones sociales grandemente difundidas de creencias y valores en
cuanto a la feminidad y la masculinidad; tornándolas como características
mutuamente exclusivas. Lo cierto es que ser hombre o mujer, niño o niña, es
tanto la manera de vestirse, gestos, actividad, red social y personalidad como
los órganos genitales que uno tiene.” (Oakley, A. 1972:158). Las mentalidades en vigor producen un
sistema que da oportunidades para lograr el objetivo, así como oprime,
dependiendo del sexo de la persona. Este sistema, denominado sexo/género es base
para lo que hoy se conoce como Ideología del Género, se refiere al
“…conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas pasiones
o deseos humanos. La ideología de género
se basa en la facultad humana de la libertad; la mal llamada “la libertad
individual”, que no tiene origen genético sino de creencias. Una creencia es una idea que es considerada
verdadera por quien la profesa. Una creencia es una valoración subjetiva que
uno hace de sí mismo, de los otros y del mundo que le envuelve. Está ligada a las
ideologías cuyo fundamento es la propia constitución de la identidad del grupo
social y la defensa de sus intereses, aunque se presenten como verdades y
fundamento de opiniones (prejuicios). La mente da forma a lo que percibimos y
es importante darse cuenta de la relación entre los pensamientos y los hechos. Einstein
decía, “La imaginación es todo. Es la vista previa de todo lo que va a atraer”. Porque la mente no reconoce entre un hecho
real y una idea, ya que las investigaciones demuestran que ante un estímulo
real o imaginario se accionan las mismas áreas. Nuestro modo de actuar, de
pensar viene marcado por las construcciones que tenemos en nuestra mente.
Cuando hablamos de la realidad, lo que transmitimos, es aquello que nosotros
creemos sobre esa realidad. Lo que experimentamos es reflejo de nuestras
creencias. Existe un problema que hay que solucionar: la creencia de que las
cosas han de ser de cierta manera. Todo grupo social necesita compartir una
serie de creencias y valores comunes para poder convivir, funcionar y dar
sentido a sus acciones. La visualización incluye actuar como si ya
hubiéramos conseguido cumplir con nuestros deseos. Usted es lo que cree ser,
que puede estar lejos muy lejos de la realidad de lo que usted es.
John Money con su libro “Gay, straight and in
between: the sexology of erotic orientation” en 1988, se muestra como el creador la simiente de la
ideología de género, este doctor se caracterizaba por animar a sus pacientes a
experimentar con todo tipo de deseo sexual, incluida la «lluvia dorada»
(orinarse encima durante la relación sexual), la coprofilia, las amputaciones y
la masturbación con autoestrangulamiento ,no se oponía a la pedofilia y
a todo tipo de prácticas sexuales aberrantes,
para Money no eran perversiones, sino «parafilias». Su teoría de género siguiendo
las ideas de Alfred Kinsey con su estudio de
la conducta
sexual humana, promulgaba demostrar
que la identidad de una persona no está fundada en los datos biológicos del
nacimiento, sino en las influencias culturales y el ambiente en el que crece. Money
busca enfrentar la dicotomía entre la naturaleza contra la cultura, entre lo
innato contra lo adquirido, entre lo biológico contra lo social y lo
psicológico contra lo fisiológico. Buscaba demostrar que las niñas y los niños nacen
psicosexualmente neutrales y se les puede asignar a uno u otro género durante
los primeros años de su vida, y ello se puede lograr con sólo un cambio en la
práctica del aprendizaje, además de una sencilla intervención quirúrgica, dando
la posibilidad de construir una nueva identidad de género, donde un niño podía
convertirse en una niña y una niña en un niño. Como se iniciaron las
investigaciones para sustentar la teoría de género. El 22 de agosto de 1965
nacieron en el hospital St. Boniface de Winnipeg (Canadá) dos gemelos
idénticos, Bruce y Brian Reimer. Ambos tenían un problema de fimosis en
el pene, por lo que fue necesaria una circuncisión, operación sencilla y de
rutina, a la que los padres, Los padres Ron y Janet, dieron su consentimiento
sin problemas. Pero en la operación se produjo un problema y quemaron el pene
de Bruce, que “se separó en trocitos”. La cobaya humana que estaba esperando;
Los padres, desesperados, tras una serie de consultas médicas se pusieron en
manos de John Money, un médico del que habían oído hablar en la televisión por sus milagros de «reasignación sexual» que llevaba a cabo
en el Johns Hopkins Hospital de Baltimore. Money era ya entonces uno de los
investigadores en sexología “más respetados del mundo”. Money, que guiaba la
clínica pionera en cirugía transexual de Baltimore, estuvo encantado de
ocuparse del pequeño. Bruce era la cobaya que él estaba esperando para
demostrar la bondad de sus teorías, un pequeño varón sin pene al que podía
transformar en una niña. Hasta conocer a Bruce, el campo de acción de Money se había limitado a
los hermafroditas. El niño fue para él su ocasión dorada. Cuando Ron y Janet los padres, que entonces tenían sólo 20 y 21
años, le conocieron, se quedaron fascinados por el personaje. «Me parecía un dios», dice ella. El
médico les explicó que le podía dar al niño una vagina que funcionara
perfectamente, pero que necesitaba su colaboración para que Bruce se
convirtiese en niña. Era importante que la vistieran como una niña, que no
le cortaran el pelo, que hicieran lo posible para que ella se sintiera “una
ella” y no “un él”. Así tendría una vida feliz. El 3 de julio de 1967
Bruce fue castrado por el Dr. Howard Jones, un colaborador de Money que
seguidamente lo abandonó para emprender una profesión más remunerativa: abrió
en Virginia la primera clínica para la fecundación in vitro. De este modo,
Bruce se convirtió en Brenda. Durante los primeros años, Ron y Janet se
lanzaron de cabeza en esta empresa. Pero algo no iba bien. La pequeña
Brenda (Bruce) ignoraba las muñecas que le regalaban, adoraba pelear con sus
amiguitos, construía fuertes en lugar de peinarse delante del espejo. En
el baño, orinaba de pie. Los primeros años de colegio empeoraron muchísimo
la situación. Brenda empezó a ser especialmente violenta y la suspendieron. Mientras
tanto, en 1972, Money publicó su libro Man & Woman, Boy & Girl
(Hombre y Mujer, Niño y Niña), en el que puso al mundo al corriente del
extraordinario «caso de los dos gemelos». El volumen describía el
experimento como un «rotundo éxito». Era la «prueba concluyente» de que «no se
nace varones o hembras, sino que uno se convierte en varón o en
hembra». Todo el mundo le alababa. Prensa, todas las feministas e incluso
sus compañeros.
John Money, un psicólogo y sexólogo |
El mundo adoptó la nueva ideología
Sólo un desconocido investigador llamado Milton Diamond se atrevió a expresar su perplejidad ante el caso. Pero fue ignorado. Al contrario, «el caso de los gemelos de Money fue decisivo para que se aceptara universalmente no sólo la teoría según la cual los seres humanos son, cuando nacen, psicosexualmente modelables, sino también la cirugía de reasignación sexual como tratamiento para los niños con genitales ambiguos o dañados. El método, que antes se realizaba sólo en el Johns Hopkins, se difundió rápidamente y hoy se lleva a cabo en casi todos los principales hospitales del país». Periódicamente, los dos hermanos iban a la clínica de Money para ser sometidos a unos estresantes test psicológicos. Durante estas sesiones, a los dos gemelos de seis años se les mostraban imágenes de sexo explícitas «para reforzar su identidad/rol de género». Los dos hermanos estaban obligados a simular actos sexuales entre ellos. En una ocasión, el Dr. Money «les hizo una foto con una Polaroid». Para Brenda, estas sesiones, a las que se tenía que someter también sola, eran una tortura. En sus sueños imaginaba que era un veinteañero «con bigotes», pero tenía miedo de decírselo a sus padres por temor a desilusionarlos. De hecho, los padres Ron y Janet, frustrados por el comportamiento de la niña, intentaban por todos los medios aplicar los consejos de Money: se paseaban desnudos por la casa, iban a campamentos de nudistas, presionaban a la pequeña para que asumiera actitudes femeninas. Todo ello les llevó a un agotamiento nervioso: Janet intentó suicidarse, Ron empezó a beber.
"Brenda" comenzó a tener instintos suicidas.- Money, mientras tanto, publicó un nuevo libro de éxito (Sexual Signatures, "Características sexuales") en el que volvió a hablar de Brenda, que «estaba atravesando felizmente su infancia como una verdadera chica». La realidad es que Brenda, con once años, empezó a tener instintos suicidas. Los asistentes sociales y los médicos de su ciudad entendieron que algo no iba bien, pero la fama de Money era demasiado grande para poder ensombrecerla. A los doce años empezó el tratamiento con estrógenos para hacer crecer el pecho. En la última visita que tuvo en el estudio del Dr. Money tuvo un encuentro con un transexual que le magnificó las ventajas de la operación quirúrgica de cambio de sexo. Brenda huyó y les dijo a sus padres que si la obligaban a volver «se suicidaría». Aunque ya alejada del médico, Brenda siguió teniendo una vida difícil. En el colegio la llamaban «gorila» y algunos periodistas empezaron a interesarse en ella. En 1977, un equipo de la BBC fue a Winnipeg para hablar con sus médicos. Todos confirmaron la misma impresión: Brenda no era la «chica feliz» de la que hablaban los best-sellers de Money. El mismo doctor, contactado por la BBC, se negó a ver a los
periodistas. El documental, titulado The
First Question (La primera pregunta), emitido el 19 de marzo de 1980, pasó
inadvertido.
Sólo un desconocido investigador llamado Milton Diamond se atrevió a expresar su perplejidad ante el caso. Pero fue ignorado. Al contrario, «el caso de los gemelos de Money fue decisivo para que se aceptara universalmente no sólo la teoría según la cual los seres humanos son, cuando nacen, psicosexualmente modelables, sino también la cirugía de reasignación sexual como tratamiento para los niños con genitales ambiguos o dañados. El método, que antes se realizaba sólo en el Johns Hopkins, se difundió rápidamente y hoy se lleva a cabo en casi todos los principales hospitales del país». Periódicamente, los dos hermanos iban a la clínica de Money para ser sometidos a unos estresantes test psicológicos. Durante estas sesiones, a los dos gemelos de seis años se les mostraban imágenes de sexo explícitas «para reforzar su identidad/rol de género». Los dos hermanos estaban obligados a simular actos sexuales entre ellos. En una ocasión, el Dr. Money «les hizo una foto con una Polaroid». Para Brenda, estas sesiones, a las que se tenía que someter también sola, eran una tortura. En sus sueños imaginaba que era un veinteañero «con bigotes», pero tenía miedo de decírselo a sus padres por temor a desilusionarlos. De hecho, los padres Ron y Janet, frustrados por el comportamiento de la niña, intentaban por todos los medios aplicar los consejos de Money: se paseaban desnudos por la casa, iban a campamentos de nudistas, presionaban a la pequeña para que asumiera actitudes femeninas. Todo ello les llevó a un agotamiento nervioso: Janet intentó suicidarse, Ron empezó a beber.
"Brenda" comenzó a tener instintos suicidas.- Money, mientras tanto, publicó un nuevo libro de éxito (Sexual Signatures, "Características sexuales") en el que volvió a hablar de Brenda, que «estaba atravesando felizmente su infancia como una verdadera chica». La realidad es que Brenda, con once años, empezó a tener instintos suicidas. Los asistentes sociales y los médicos de su ciudad entendieron que algo no iba bien, pero la fama de Money era demasiado grande para poder ensombrecerla. A los doce años empezó el tratamiento con estrógenos para hacer crecer el pecho. En la última visita que tuvo en el estudio del Dr. Money tuvo un encuentro con un transexual que le magnificó las ventajas de la operación quirúrgica de cambio de sexo. Brenda huyó y les dijo a sus padres que si la obligaban a volver «se suicidaría». Aunque ya alejada del médico, Brenda siguió teniendo una vida difícil. En el colegio la llamaban «gorila» y algunos periodistas empezaron a interesarse en ella. En 1977, un equipo de la BBC fue a Winnipeg para hablar con sus médicos. Todos confirmaron la misma impresión: Brenda no era la «chica feliz» de la que hablaban los best-sellers de Money.
Algunos días antes, el 14 de marzo, Ron le había revelado a su hija su historia, Brenda «se sintió aliviada» porque por fin entendió que «no estaba loca». La primera pregunta que le hizo a su padre fue: «¿Cuál es mi nombre?». Brenda decidió volver a su sexo biológico. Eligió llamarse David porque este es el nombre «del rey asesino de gigantes de la Biblia», el niño que combate y vence al poderoso Goliat. Empezó a inyectarse testosterona, le crecieron los primeros pelos en el rostro, a los dieciséis años se sometió a la primera operación para la creación del pene. Mientras esperaba la mayoría de edad, permaneció escondido dos años en el sótano de su casa. A los veintidós años se sometió a una faloplastia y, dos años después, tuvo su primera relación sexual. Pero aún era profundamente infeliz.
En el verano de 1988 David hizo «algo que no había hecho antes: despues orar. Dije: “Tú sabes que he tenido una vida terrible. No tengo intención de quejarme contigo porque Tú debes saber porque me estás haciendo pasar por todo esto. Podría ser un buen marido, si se me diera la posibilidad”». Dos meses después conoció a Jane, una madre soltera que había tenido tres hijos de tres hombres distintos. Se enamoraron. Se casaron el 22 de septiembre de 1990.
Milton Diamond, el primer investigador que contestó las tesis de Money, asestó un duro golpe a su credibilidad. Money, aunque ya no hablaba del caso de los gemelos, seguía sosteniendo las tesis de género que continuaron facilitándole grandes financiaciones, también públicas. Diamond, después de haber conocido a David, escribió un artículo para desvelar la realidad sobre el “caso de los dos gemelos”. La tesis del texto era que, aunque la educación tenía un papel importante al plasmar la identidad, ésta es fruto del dato biológico concedido por la naturaleza. Diamond tardó dos años en encontrar una revista que aceptara el texto y cuando apareció fue una bomba.
Se destapa la verdad. Para Money – «Hot Love Doctor» (Doctor Amor Caliente), como lo llamaban
los periódicos – empezó el declive. En el Johns Hopkins se nombró como
director de psiquiatría a Paul McHugh, un católico orgulloso de serlo, que puso
en marcha una investigación sobre cincuenta transexuales tratados en la clínica
para la identidad sexual del Hopkins desde su fundación en 1966. Ninguno
de ellos había sentido ningún beneficio. Se cerró la clínica, a pesar de
las inútiles protestas de la comunidad transgender. Los demonios no dejaron de perseguir a la familia Reimer. Solo Ron, después de
un periodo difícil vinculado al alcohol, consiguió retomar las riendas de su
vida. Janet siguió sufriendo profundas crisis depresivas. Brian tuvo varios fracasos matrimoniales y pasó por las drogas y el alcohol. Se
suicidó en 2002. David, después de la muerte de su hermano, no fue el
mismo. La empresa en la que trabajaba cerró, peleó con su mujer. El 4 de mayo
de 2004 condujo hasta un parking aislado y se disparó en la cabeza. Tenía 38
años . El resultado de esta experiencia ambos se suicidaron tras haber pasado múltiples sufrimientos. Esta historia la recogió John Colapinto en su libro As Nature Made Him. The Boy Who Was Raised as a Girl.
Mucha gente sufre e incluso muere porque le han dicho que será feliz si
se cambia de sexo. Sin embargo, las diferencias entre hombres y mujeres son
biológicas y genéticas y determinan lo que uno es por mucho que se opere o tome
hormonas. Es decir, ser hombre o mujer no se puede disfrazar con vestimentas, con una operación o con hormonas sino que va más allá. “Mujeres y hombres son diferentes no sólo en la anatomía y en la manera de afrontar la vida sino también en el uso de uno de los órganos más importantes del cuerpo, por ejemplo el cerebro”, Sin embargo, muchas personas están sufriendo e incluso muriendo porque
se les oculta la verdad. El pensamiento dominante vende que uno puede ser
hombre o mujer cuando le plazca pero la realidad es que el problema va mucho
más allá. El conocido conferenciante
estadounidense Mark Gungor traduce los argumentos de los científicos a la vida
real. El
extransexual Walter Heyer manda este mensaje al lobby LGTB: “Aunque sus
intenciones sean buenas, muchos activistas en favor de la aceptación del
transgénero están evitando, en realidad, que las personas transexuales
reciban la ayuda que necesitan”. Citando su propia experiencia,
Heyer asegura que “las personas transgénero no nacen así; evolucionan a partir
de experiencias que modelan sus emociones y deseos”. Él mismo recordaba que pensaba
que con el cambio de sexo le llegaría la felicidad pero no fue así. “Con
el tiempo descubrí que vivir como una mujer no me daba la paz”, indicó, antes
de añadir que “hasta que tomé la decisión de dejar de vivir como Laura y hacer
todo lo posible para volver a ser Walt no hallé la paz. Estar abierto a la
posibilidad de volver a ser un hombre cambió todo”.
Pero además las estadísticas son claras y muestran los problemas
que se generan por intentar separar identidad y sexualidad. Un estudio
publicado en el Journal of Adolescent Health realizado en Boston en 2015
comparó los historiales clínicos de 180 jóvenes transexuales con otro grupo de
jóvenes no transexuales. Las conclusiones son abrumadoras. Los transexuales tenían una
probabilidad de dos a tres veces mayor de sufrir trastornos mentales,
depresión, ansiedad, pensamientos suicidas e intentos de suicidio y también
autolesiones. Los propios autores del artículo
admitían que “un porcentaje notablemente superior de pacientes adolescentes y
jóvenes transexuales sufrían problemas de salud mental en comparación con
los jóvenes cisgéneros (personas que se sienten bien con su sexo)”.
Otro estudio que se publicó en
2011 en PLoS One con una muestra de 300 personas que se habían sometido a un
cambio de sexo en Suecia. Las conclusiones son similares al del otro informe. En este caso, los investigadores
aseguran que “después del cambio de sexo, las personas con transexualismo
tienen riesgos notablemente más altos de mortalidad, conducta suicida,
patología psiquiátrica que el conjunto de la población”. Además, añaden que
“nuestros resultados indican que el cambio de sexo, aunque alivia la disforia
de género, puede ser un tratamiento insuficiente para el transexualismo, y
deberían llevar a mejorar la atención psiquiátrica y médica a este grupo de
pacientes tras el cambio de sexo”. Por ultimo el Colegio Americano de Pediatras, encabezado por su presidenta,
Michelle A. Cretella; su vicepresidente, Quentin Van Meter y con el apoyo de
Paul McHugh, antiguo jefe de Psiquiatría del Hospital Clínico John
Hopkins, ha realizado un estudio en el que se abordan los peligros de la
transexualidad y de la ideología de género, haciendo especial hincapié en la
transexualidad infantil.
Reflexion: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” Juan 1:3 (La Biblia)
Reflexion: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” Juan 1:3 (La Biblia)
El hombre, aunque ignore a Dios, no puede ignorar su creación, porque vive en ella y es parte de ella. La creación de Dios es todo aquello bueno que él hizo, incluyendo al hombre mismo.
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